Curso Reacción del Líder: Desarrollo de liderazgo único
Reconozco que tardé más de un año en armarme de valor y apuntarme a esta formación. Está totalmente fuera de mi zona de confort, lo que representa un ejemplo perfecto de por qué solicité el programa MBA: para “zambullirme de cabeza” en lo desconocido, lo ambiguo y lo incómodo, con el fin de crecer personal y profesionalmente.
El Curso de Reacción del Líder es una de las muchas actividades extracurriculares de desarrollo del liderazgo que ofrece Goizueta, brindando a los estudiantes la oportunidad de salir del aula a un nuevo entorno de aprendizaje experimental.
Nos presentamos en el campus a las 6 de la mañana (quiero decir, a las 06.00 horas) para salir a las 06.30 hacia Fort McClellan. Al llegar a la base, sobre las 7.30 (hora local), sentí aprensión al ver por la ventana un día bastante frío y lluvioso.
Recibimos nuestras presentaciones e instrucciones iniciales del Teniente General retirado del Ejército de EE.UU. Keen, decano asociado de Desarrollo de Liderazgo en Goizueta. Debíamos superar los obstáculos dentro de un límite de tiempo, y cada miembro se turnaba como líder. Tras superar cada obstáculo, realizábamos una “revisión posterior a la acción” para recapitular las lecciones aprendidas, retroalimentarnos mutuamente y debatir cómo podíamos mejorar antes de intentar el siguiente recorrido. A lo largo del día quedó claro lo importante que era este feedback para nuestro crecimiento y éxito continuado, al igual que en la vida real. El objetivo era mejorar cada vez, no necesariamente completar la tarea.
Cuando llega a un curso como líder, se le informa sobre la misión y la información relacionada. Te vuelves hacia tu equipo, examinas rápidamente los pocos materiales que tienes delante y ves cinco caras dispuestas que te miran esperando el plan. A veces, no tienes ni idea de lo que estás haciendo y confías en tus compañeros de equipo para que te den ideas (como dijo Ben*, “no es un defecto no saber, pero podría serlo fingir”). Cometes errores y aprendes de ellos. Tu paciencia se pone a prueba como compañero de equipo y como líder, y aprendes rápidamente que si no escuchas y te comunicas bien, todo el equipo puede fracasar.
Lecciones aprendidas:
- Aproveche los puntos fuertes individuales de los miembros de su equipo. Todo el mundo tiene algo diferente que ofrecer, y necesitábamos la combinación de habilidades, altura, fuerza física y nivel de experiencia para tener éxito.
- Escuche con atención y comuníquese a menudo. Si el líder no entiende bien las instrucciones, el equipo completa una misión incorrecta o incompleta. A veces, un miembro del equipo propone una gran idea que pasa desapercibida para los demás miembros mientras están distraídos con el plan que tienen entre manos. En muchos casos, aprendimos tanto a ser un buen miembro del equipo como a ser un buen líder.
- El posicionamiento es clave. Sitúe al líder en un lugar donde pueda velar por la seguridad de los demás miembros del equipo y darles instrucciones. De lo contrario, se perderán tiempo y recursos valiosos y el equipo no tendrá claros los pasos a seguir.
- Lograr un equilibrio entre la elaboración de un plan y la puesta en práctica de ese plan. Una vez que conseguimos el equilibrio adecuado, ahorramos tiempo, ya que los que no lo habían entendido al principio aprendieron viendo cómo otros iniciaban el proceso.
- Conozca la diferencia entre un problema de estrategia y un problema de ejecución. Si su plan no funciona, tener la flexibilidad necesaria para cambiar de rumbo e intentar algo nuevo (y la humildad como líder para pedir nuevas ideas) puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Al final del día recapitulamos más lecciones en un gran grupo con nuestros entrenadores, a los que creo que hay que dar las gracias especialmente. Estaba claro que todos y cada uno de ellos querían estar allí, y saber que se preocupaban lo suficiente por nuestro desarrollo como para ofrecer voluntariamente su tiempo en medio del frío y la lluvia fue una lección de humildad. Los entrenadores, entre los que se encontraban líderes militares en activo y retirados, así como estudiantes y antiguos alumnos, entre otros, se esforzaron al máximo por ofrecer comentarios perspicaces tanto sobre la tarea en cuestión como sobre su aplicación en el mundo real.
A todos nos sorprendió gratamente lo mucho que disfrutamos de la experiencia, y nos fuimos con un mayor respeto por nuestros compañeros de equipo y con recuerdos que difícilmente olvidaremos. Hemos aprendido mucho sobre nuestros puntos fuertes y débiles personales, además de los de los equipos, y recibiremos comentarios por escrito para tener una oportunidad de crecimiento adicional.
Aunque puede que no supiéramos en qué nos metíamos aquel día frío y lluvioso, algunas cosas son mejores que unas horas de incomodidad. Al final, el tiempo sólo hizo que la experiencia fuera más real. Aun así, nos divertimos mucho y somos mejores líderes gracias al viaje.
*Nota del autor: He solicitado la opinión de mis compañeros de la WEMBA y la EvMBA para mejorar la amplitud y la calidad de este blog. Muchas gracias a Gretchen Crosby, Jason Bell, Assi Van Bastelaar, Neil Makhija, Krish Karthik, Dayanna Palacios y Ben Wedekind por sus aportaciones.