Los estudiantes de MBA perfeccionan sus habilidades comerciales durante el desafío del día uno
Equipado con un problema de negocios y mi computadora portátil, miré alrededor de la habitación a cinco de mis compañeros a quienes solo había conocido socialmente, como mucho, antes de este día. Los seis acabábamos de salir de una reunión informativa con el director ejecutivo y el director de marketing el primer día de nuestra pasantía. Bueno, no nuestras verdaderas pasantías ; afortunadamente, esta fue una prueba. Y así, comenzó el Desafío del día uno: “Presentémonos y hablemos sobre las habilidades que aportamos al equipo”.
El desafío es una divertida oportunidad de aprendizaje experiencial y una forma para que los estudiantes aprovechen su dominio de los conceptos básicos del semestre mientras trabajan dentro de las limitaciones realistas de tiempo, tareas y equipo. Las características de las “tres T” son vitales para el éxito en muchos entornos comerciales y los estudiantes de negocios deben estar preparados para equilibrar la presión el primer día de la pasantía o el trabajo. Por lo tanto, la premisa para la preparación del “primer día” probada por el desafío del viernes.
El día no es solo una simulación del primer día en el trabajo o pasantía, sino también la culminación de un curso de un semestre llamado IMPACT. A lo largo del semestre, el plan de estudios IMPACT está diseñado para brindarles a los estudiantes una idea de la práctica de la administración y las habilidades necesarias para abordar problemas ambiguos y complejos con poca dirección o asistencia.
Aquí está la premisa básica del día: Nos reunimos en la “sala de lanzamiento” y se nos asigna un equipo de compañeros con los que nunca habíamos trabajado. Luego, se nos proporciona un caso de negocio, se nos asigna un entrenador de segundo año y se nos pide que completemos un análisis y una presentación en un plazo de cuatro horas. Al final de las cuatro horas, cada equipo se presenta ante un panel de ex alumnos y jueces de la facultad que actúan como ejecutivos de la empresa. Posteriormente, cada equipo y todos los voluntarios convergen para un evento de networking de celebración.
Me gusta pensar en el Desafío del Día Uno como una prueba de alta presión que ayudó a mis compañeros de clase y a mí a reconocer las habilidades que hemos desarrollado durante los últimos cinco meses. El próximo semestre, tendremos la oportunidad de aplicar y afinar estas habilidades en nuestros cursos IMPACT360.