Tres consejos para gestionar las expectativas del empresario
¿Ir o no ir? Esa es la cuestión. Por desgracia, si estás leyendo este blog, probablemente te encuentres en la misma situación que yo hace casi dos años: Mirando el calendario del programa y pensando: “¿Cómo voy a pedirle a mi jefe un viernes libre cada dos?”. Requiere mucha confianza por parte de tu jefe, pero es posible. La mayoría tuvimos que pedir días libres o idear un plan para que el trabajo no se viera interrumpido mientras estudiábamos.
Los siguientes consejos son los que me han funcionado a mí y a algunos de mis compañeros. Espero que te ayude a alcanzar el siguiente nivel en tu carrera, con el apoyo de tu empresa.
- Crea un plan que satisfaga las necesidades de tu empleador y te siga dando flexibilidad: Algo que tuve suerte de negociar con mi jefe fue trabajar 80 horas en nueve días en lugar de diez días. Puedes hacerlo trabajando una hora más por la mañana o al final del día semanalmente. Este enfoque puede ser rígido o flexible, dependiendo del estilo de tu jefe y de lo que se espere de ti. Si estás haciendo tu trabajo y las cosas se están entregando con un nivel constante de excelencia, tus jefes estarán más dispuestos a apoyar tu crecimiento.
- Esté disponible a las horas en las que sabe que tiene descansos: Las horas de descanso son un poco difíciles de predecir porque suelen basarse en la energía de la clase, pero el almuerzo suele ser entre las 12 y las 13:30. He dicho a mis compañeros de trabajo que no estoy disponible la mayor parte del día, pero que si surgen emergencias, puedo comunicarme durante una hora y media durante el almuerzo. Rara vez he tenido que atender llamadas o participar en reuniones durante el almuerzo, porque adelanto mis reuniones durante la semana. Sin embargo, intento apoyar a mi empresa en la medida de lo posible uniéndome a reuniones importantes durante la hora del almuerzo cuando es necesario.
- Salir y estar disponible cuando sea necesario: En algunas ocasiones he tenido que ausentarme de clase para acudir a convocatorias. En estos casos, procuro avisar a mi profesor y también a mi equipo de trabajo de que sólo puedo quedarme el tiempo que dure la convocatoria en la que voy a exponer. También soy vocal con mis interlocutores la semana de la convocatoria, para recordarles respetuosamente que ese viernes estaré en clase y saldré para hacer la presentación. También pido ser el primero. Si lo comunico con antelación, puedo conseguir que el orden del día se adapte a mis necesidades y a las de mis interlocutores.
A estas alturas puedo parecer un disco rayado, pero con cualquier tipo de compromiso de tiempo, la comunicación es clave. Creo que también es importante que destaques las ventajas de tu formación ante tu empleador compartiendo con él tus conocimientos. Llega a un acuerdo mutuamente beneficioso en el que tanto tú como tu jefe os sintáis a gusto, y no tengas miedo de preguntar.